lunes, 18 de junio de 2012

Stockholm

Me retuvo, suave pero firmemente, a su lado antes de que empiece a gritar.
Tenía los ojos cerrado, aunque alerta. Ya estaba al tanto de mis pesadillas recurrentes que me hacían amanecer casi llorando, y que traían un tono gris a mi mañana que tardaba en esparcirse.
Hay fantasmas que nunca se van.


En cambio yo nunca pude aliviar el espanto que sentía cuando me despertaba, después de una noche profunda y abstraida ,y me encontraba a su lado. El sentimiento de amarre se supo dispersar cuando empezó a aparecer el sentimiento de estar siendo secuestrada con el consentimiento propio, como el síndrome de Estocolmo que tanto me hace sentir identificada cuando estoy a su lado. Pero jamás me he dejado de asombrar, en el fondo, del efecto de su compañía y de sus brazos a mi lado.
Nunca se lo dije, tal vez ese fue mi error.

No fueron tantas noches, ni tampoco tan pocas.
Estaba claro que jamás nos ibamos a entender. 
No se porque lo hacías. Me preocupé en sentirme inerte para no enredarme en cosas con final fechado, y resultó que vos ni siquiera lo estabas intentando.
Me ocupé demasiado y me enredé en mi misma, me enrosque sola; me da pena porque tanto que te terminé queriendo, peor que si hubiese surgido solo.



1 comentario:

Joy dijo...

Me encanta todo lo que escribís, tenés definitivamente un don :), por eso te sigo desde hace un montón. Nunca firmo porque se me tilda la computadora cuando intento jajajaja en serio. Pero hoy está un poco mejor, así que bueno, acá estoy :).

Te felicito.
Suerte! :)