jueves, 30 de mayo de 2013

División de bienes.

Todo lentamente se va despedazando en partes, y del resto de mi cuerpo me pierdo, lo pierdo porque al fin ya no pertenece a mi reino diminuto y flojo.
Por allá mis piernas, y mis brazos, y mis ojos... se alejan, me dejan, pausado, y sin sonido.
Qué extraño se siente. Estar bajo el agua es desobedecer la gravedad, es invertir las leyes de la naturaleza, es caer en un vaivén eterno donde descansar está permitido, y donde se lo hace en círculos, en espirales, luego en zig zag, y después todo junto.

Ya la siento... entrando por todos lados, dividiendo por dentro lo poco que tengo para aflojar lo que estaba feo, pudriéndose, muriéndose; lo que me trajo al agua, antes al salto, antes al llanto y más antes a la pena infinita. A la decisión primera.
Más suave que el ácido, que el aire, que la tierra que descompone vorazmente.
Más suave que incluso un sueño.
Porque así es con mi alma y eso me alcanza.


lunes, 13 de mayo de 2013

Tendencia

Lo que vemos es producto, como muchos saben y como muchos otros estudiaron, de la grandiosa acción de la luz y su reflexión.
Hasta lo negro, que es absorción casi total de ella y caracterizado por no largar nada de lo que abarca, empieza de a poco a ceder hasta dejar ver algún color entre su oscuridad.

¿y vos, antes que a la nada... tendés al azul, al verde o al rojo?

miércoles, 1 de mayo de 2013

Ida, vuelta y coronación.

Cada muy tanto me pasa: fallezco parcialmente, quedo congelada, helada, entumecida, dormida, a punto de ser digerida por el silencio, petrificada en la última acción que no recuerdo haber echo, en un acto sumamente involuntario, en uno de esos que uno no quiere ser inmortalizada.
Pierdo el habla y las palabras, y después todo el resto, siendo menos que un punto en el plano.

Pero resurjo, por supuesto que lo hago.. En forma de sonidos, canciones, palabras, versos, llantos y posteriores confesiones.
En rezos o veneraciones, vuelvo como una santa danzante vestida de rojo, con racimos de flores y brebajes alucinógenos en mis vasijas de plata, invocada con oraciones escritas sobre madera en pequeños santuarios en los costados de las rutas. Vuelvo trayendo conmigo milagros imposibles, fórmulas secretas y mentiras incuestionables que solucionan no una, sino varias vidas si es así lo que desean.

Espérenme, eso es todo.
Ya encontrare al ratón que le comió la lengua al gato.